La Dirección Nacional de Policía Especializada para Niños, Niñas y Adolescentes (DINAPEN), en coordinación con diversas autoridades a través de la Mesa Interinstitucional de Proyección Integral, ha intensificado los operativos en el sector del Chasqui E35, donde se han identificado preocupantes irregularidades en la gestión de los donativos.
Según Edwin Cuyo, agente de la DINAPEN, durante esta época del año es común que las personas se solidaricen entregando caramelos, juguetes, ropa y otros artículos a quienes se encuentran en este sector. Sin embargo, las autoridades han detectado que muchos de estos obsequios son acumulados en grandes cantidades por algunas personas, llegando a reunir hasta 30 fundas de donativos.
Destinos preocupantes de los donativos
Fuentes reservadas han señalado que una parte importante de los caramelos donados en el Chasqui E35 es revendida en puntos de venta locales al día siguiente. Asimismo, se ha constatado que la ropa usada es clasificada por los receptores, quienes desechan las prendas que no consideran útiles mediante quemas en el mismo lugar, generando un impacto ambiental negativo.
Aprovechamiento y conflictos en la distribución
Otro aspecto alarmante es la presencia de familias que acaparan los donativos, impidiendo que otros beneficiarios puedan acceder a la ayuda. Estas prácticas no solo reflejan un aprovechamiento indebido de la solidaridad ciudadana, sino que también dificultan los esfuerzos de las autoridades para garantizar una distribución justa.
Recomendaciones de las autoridades
La DINAPEN y el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES) han reiterado el llamado a la ciudadanía para que canalice sus donativos a través de los puntos autorizados del MIES. Esta medida busca garantizar que la ayuda llegue de manera adecuada a las personas más necesitadas, bajo la supervisión de líderes comunitarios.
Riesgos para menores y agresiones a funcionarios
Además de las irregularidades, se ha identificado la presencia de menores en riesgo, especialmente en la vía Latacunga-La Maná, donde niños colocan cuerdas para detener vehículos y solicitar caridad, exponiéndose a accidentes.
Los agentes de la DINAPEN y los funcionarios del MIES también enfrentan insultos y agresiones al intentar realizar controles de identidad en el sector, lo que complica la detección de posibles casos de explotación infantil.
Las autoridades han reafirmado su compromiso de trabajar por el bienestar de las familias vulnerables y exhortan a la ciudadanía a colaborar de manera responsable para evitar que estas prácticas continúen.